Peligra estabilidad laboral de maestros
Debe escucharse su voz
Martín Esparza Flores/ Siempre / Núm. 3106/ 23 Diciembre 2012
Nuevamente sin tomar en cuenta la opinión de los directamente afectados, en este
caso los miles de maestros del país, se busca en el Congreso elevar a rango
constitucional los cambios anunciados en la reforma educativa que, en aras de
una engañosa calidad en el aprendizaje de los alumnos y una profesionalización
de los mentores, terminará por vulnerar su estabilidad en el empleo precarizando
aún más su nivel de vida.
En tal sentido se pretende asestar un golpe a las normales del país, atendiendo
no a las verdaderas necesidades de la educación en México sino a los dictados
impuestos por organismos internacionales como la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Mundial, siguiendo los
pasos del modelo privatizador ya puesto en marcha en Estados Unidos y alentado
por multimillonarios como Bill Gates, la familia Walton de Walmart, Eli Broad y
el alcalde de New York, el magnate Michael Bloomberg, cuya intención es
apoderarse del jugoso negocio de la educación pública.
Entre las recomendaciones impuestas por la OCDE en materia de educación a
nuestro país se establece en su considerando “Mejorar las escuelas. Estrategias
de acción en México”: “…fijar un conjunto de estándares de acreditación que
deberán ser adoptados por todas las normales y demás instituciones de formación
inicial docente”. La propuesta establece niveles de acreditación y la
calificación no únicamente a los miembros del personal docente, de tal suerte
que también impone a los estudiantes un seguimiento de evaluación y promoción
para la asignación de plazas, no descartando que, cuando a juicio de la
autoridad un plantel no cumpla con los niveles de eficiencia establecidos, se
fusione e incluso cierre sus puertas.
Otra de las preocupantes cuestiones es que la OCDE busca implantar en materia
educativa la aplicación de un “periodo de prueba” para los docentes
principiantes, algo similar a los contratos de prueba ahora permitidos en la
recién aprobada reforma laboral y que autoriza despedir a los aspirantes a
conveniencia del patrón.
El criterio preponderante en el diseño de la supuesta panacea educativa es que
los docentes no son parte prioritaria de la reforma pues se les endosa un alto
costo para el presupuesto público, tal y como acontece en el modelo privatizador
puesto en marcha en Estados Unidos, el cual a seis años no ha reportado
resultados de aprovechamiento para los alumnos del vecino país.
Lamentable que en México se dé mayor prioridad al cumplimiento de obligaciones
como el pago de los intereses de la deuda que en 2013 representará un costo
superior a los 300
mil millones de pesos, que a la asignación de recursos para elevar el nivel de
vida de miles de mentores.
Debe escucharse la voz de los maestros antes de que en el Congreso de la Unión
se consume una nueva infamia legislativa, ahora en contra de uno de los sectores
más golpeados en las últimas décadas por los gobiernos neoliberales. Los
mentores del país tienen propuestas que hacer y deben ser escuchados. Lo menos a
que tienen derecho en un país donde por décadas han contribuido a educar, con el
mejor de sus esfuerzos y pasión, a millones de mexicanos. Ojalá que en tan
difícil trance, la izquierda no se sume dócilmente a ser comparsa de tan artero
golpe a la educación en México.