Joel Ayala, burócrata máximo: este año pareció llegarle el principio del fin, pero no desespera: cree que sus enemigos acabarán igual que él, intoxicados por la corrupción.

Fuente: http://www.accessmylibrary.com Publication Date: 01-JUN-04

Quienes conocen al senador priista Joel Ayala Almeida dicen que no conviene confiar en su amabilidad, porque él se jacta de cultivar solamente amistades útiles. Tal estrategia le ha servido para mantenerse 27 años como jefe "máximo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSS) y, desde 1998, regentear la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), lo cual le ha permitido hasta hace poco disponer mensualmente de los 12 millones de pesos que reditúa el primero y 2 millones que le entrega la segunda por concepto de cuotas de los afiliados, que se suma a los 116,000 pesos de su salario mensual como senador.

Nacido en 1946 en San Luis Río Colorado, Son., el senador Ayala proviene de una familia pobre que emigró a la capital de Baja California con el futuro dirigente sindical aún en brazos. Fue la última vez que cargaron con él: tan pronto pudo hablar y caminar empezó a colaborar en la economía de la familia vendiendo frituras, dulces y raspados, en plena calle o en un tendajón de madera que sus padres emplazaron cerca de la línea fronteriza.

Cursó desde primaria hasta preparatoria en escuelas públicas de Mexicali. De adolescente se caracterizó por bromista, adicto a la cerveza y al beisbol y hábil organizador de pintas.

A diferencia de los amigos que soñaban con cruzar la frontera para labrarse un porvenir "del otro lado", el joven Joel rechazaba la idea porque implicaba riesgos, incomodidades y la molestia de aprender inglés. En cambio, tan pronto como salió de la preparatoria convenció a los padres de enviarlo "al DF para estudiar economía en la UNAM.

El triunfo de un milusos

El movimiento estudiantil de 1968 interrumpió temporalmente las clases en la universidad, así que el recién llegado tuvo tiempo suficiente para encontrar una plaza eventual como auxiliar administrativo en la Secretaría de Salubridad y Asistencia. Poco después se afilió al sindicato respectivo y trabó una de sus primeras amistades útiles, con Rubén Nurucumbo Díaz, ayudante del entonces dirigente sindical, Roberto Dueñas Ramos.

Unos dicen que el primer papel de Ayala fue de mandadero de confianza y otros creen que se encargaba de espiar a disidentes. Un miembro del Frente Independiente de Empleados Públicos (organización disidente) sostiene que el trato con Dueñas sirvió al joven sonorense para convertirse en trabajador de base y acceder a privilegios como licencias con goce de sueldo, que el futuro líder aprovechó para concluir sus estudios y entrenarse en la grilla sindical.

En 1974 Ayala ascendió en el SNTSSA a secretario de conflictos laborales en los estados, oportunidad que utilizó para ganar nuevos amigos útiles entre dirigentes estatales, como Leopoldo Morales Nava, cabeza del sindicato en Jalisco, a quien convirtió en compadre y asesor financiero. Los contactos le dieron fuerza suficiente para organizar su propia camarilla, que en 1977 rechazó la relección de Roberto Dueñas y propuso sustituirlo por Ayala.

El hoy senador no tardó en apoderarse de uno de los sindicatos más grandes e influyentes de México: 280,000 empleados que en clínicas y hospitales atienden a más de 30 millones de mexicanos no protegidos por otras instituciones. Para consolidar su dominio, empezó por ofrecer a los disidentes cargos decorativos pero bien pagados en el comité ejecutivo nacional, y decenas de plazas para que las vendieran al mejor postor. Los que rechazaron la oferta fueron expulsados del sindicato y dados de baja del empleo.

Módicas mordidas

Las constantes quejas de sus agremiados por el pésimo servicio médico que ofrecía el ISSSTE, así como por los tortuosos trámites para obtener créditos de vivienda, obligaron al dirigente del SNTSSA a entrar en negociaciones con el médico Carlos Riva Palacio, a la sazón director del Instituto. Fue una nueva amistad útil y, además placentera, porque Ayala y el doctor compartían la afición por los caballos finos.

En 1980 Riva Palacio, quien ya se había desempeñado como líder del sindicato del ISSSTE, respaldó a Ayala para incursionar en la FSTSE como presidente de la Comisión Nacional de Afiliación al PRI, es decir, encargado de acarrear burócratas a los actos del partido oficial. Unos meses después, cuando terminó su periodo al frente del SNTSSA, el sonorense tuvo el pudor de no relegirse, pero ordenó que sus lugartenientes se turnaran en el cargo y él se reservó la dirección del Consejo Nacional de Vigilancia y Justicia, posición que aprovechó pata expulsar a todo sospechoso de traición.

Así, sin descuidar su feudo, Ayala se hizo cargo de la Secretaría de Previsión Social de la FSTSE. Para 1982 obtuvo la diputación federal por un distrito de la capital del país, pero desatendió las sesiones del Congreso porque a fines de año se convirtió en representante de la FSTSE ante la Junta Directiva del ISSSTE.

Veteranos de la política interna de la FSTSE dicen que el dirigente aprovechó su articipación en el ISSSTE para incursionar en el negocio de erigir viviendas para los burócratas a través de una constructora, COCOSA, propiedad de Ayala, pero puesta a nombre de amigos útiles. El margen de ganancias del líder, se dice, aumentó cuando lo nombraron secretario de Vivienda de la FSTSE, pues se le facilitó obtener no sólo buenos contratos para su compañía y otras empresas de amigos útiles, sino también acelerar la aprobación de créditos para sus agremiados (se asegura que les cobraba mordidas de entre el 2 y el 5% del valor del inmueble).

A todo galope

Los detractores de Ayala también dicen que en 1989 negoció la venta de un gran predio al sur del DF donado por la Secretaría de Salubridad al sindicato para la construcción de un centro deportivo: la operación habría reportado al líder un 30% neto del valor de venta del inmueble.

Finalmente aquel predio sí se destinó a un centro deportivo, construido, claro está, por COCOSA: los cheques con que el SNTSSA pagó las obras fueron extendidos a nombre de otro amigo útil de Ayala, su ex chofer Catarino Rodríguez.

Los disidentes aseguran que las instalaciones del deportivo incluyeron caballerizas para 8 caballos españoles del dirigente, antes guardados en la cuadra de Carlos Riva Palacio en el Hipódromo de Las Américas y puesto de patitas en la calle a raíz de un disgusto entre los antiguos amigos útiles (por un valioso predio adquirido con fondos del FOVISSSTE).

El despilfarro en la construcción del deportivo generó tantas protestas que el SNTSSA se vio obligado a practicar una auditoria, la cual reveló alteración de precios, falsificación de nóminas y evasión fiscal. En un insólito arranque de dignidad, la dirigencia del sindicato turnó el caso a la Comisión de Honor y Justicia, órgano que propuso la expulsión de Ayala y cómplices. El trámite no prosperó porque el líder destituyó a toda la dirigencia.

En 1991 Joel Ayala ideó contratar una póliza multimillonaria con Seguros La República, que garantizaría los fondos de ahorro de los trabajadores. El detalle fue que aquella compañía estaba en quiebra y la cuantiosa suma pagada, si se pagó, nunca fue recuperada.

Atole con el dedo

Casado en segundas nupcias con Adriana Almada, Ayala tiene un patrimonio que, según cálculos del Frente Independiente de Empleados Públicos, alcanza los 15 millones de dólares. Los detractores suponen que, para burlar al fisco, parte de esa fortuna es administrada por el Consejo de Inversiones y Bienes Productivos del SNTSSA, creado por el dirigente a fines de la década pasada y, por supuesto, presidido por él. En todo caso, los ahorros le alcanzan pata viajar con frecuencia a Las Vegas, donde generalmente se aloja en el Caesar's Palace.

Escándalos y maledicencia no impidieron a Ayala retomar a mediados de los 90 la Secretaría General del SNTSSA, convertirse nuevamente en diputado federal (1997-2000), y escalar hace 6 rasos al tope de la dirigencia de la FSTSE. Para dedicarse de lleno al nuevo empleo don Joel encomendó la dirección del SNTSSA a un sobrino útil, Marco Antonio García Ayala, a pesar de que éste nunca ha trabajado en la Secretaría de Salud.

La FSTSE fue fundada en 1939 por Lázaro Cárdenas para reforzar el control sobre los burócratas. Para 1998 agrupaba 60 sindicatos, de los que el líder obtenía mensualmente cerca de 12 millones de pesos, que después de la ruptura con el SNTE y otros sindicatos, se redujeron a sólo 2 millones. Hasta el fin del régimen priista el dirigente en turno de la Federación tenía reservada una curul en el Congreso de la Unión, así que en las elecciones de 2000 Ayala obtuvo una de las senadurías que obsequia cada partido (las llamadas plurinominales).

En octubre de 2000 el dirigente tuvo su momento de mayor gloria cuando logró un "bono sexenal" (30 días de salario) para cada uno de los 3 y medio millones de burócratas del gobierno federal. La victoria le allanó el camino para modificar los estatutos de la FSTSE que prohibían la relección en la Secretaría General.

Fue hasta el año pasado, en vísperas de las elecciones federales, cuando la disputa por las candidaturas priistas a la Cámara de Diputados provocaron la división de la FSTSE. Ayala apoyó a quienes se identificaban con José Murat, gobernador de Oaxaca, y Manlio Fabio Beltrones Rivera, dirigente de la CNOP, enemigos de la profesora Elba Esther Gordillo, quien amenazó con sacar de la Federación al sindicato magisterial, con lo cual los recursos de la FSTSE disminuirían en más del 60%.

Gordillo cumplió su amenaza tan pronto la fracción parlamentaría del PRI la desconoció como su cordinadora en la Cámara de Diputados. Al marcharse, el poderoso SNTE --el sindicato más numeroso de América latina-- se llevó a otras 12 organizaciones, entre ellas el peligroso Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo del DF. Gordillo y asociados dieron vida a la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (FEDESSP), y arrebató a Joel Ayala el dominio que ejercía sobre más del 70% de los burócratas sindicalizados.

Los detractores de Ayala aseguran que los días del dirigente están contados, pues con base sindical tan mermada e ingresos reducidos en igual proporción, los amigos útiles ya lo están abandonando, despavoridos. Pero el no es tan pesimista. cree que los pleitos por empuñar el timón en la nueva central y, más importante, asumir el control de los fondos, provocarán entre sus rivales rebatiñas escandalosas. Además se felicita por haber perdido la amistad útil de Elba Esther Gordillo: --Ella no pudo impedir su remoción en la Cámara de Diputados y a mí no me gustan los amigos derrotados --sentencia, con enigmática sonrisa.