Agua Caliente

Por Vigía y Cía.

Carta a "Santoclós"

Créditos: frontera.info 12 diciembre 2009

 

Fragmento...

Vestidos y alborotados Y los mariachis callaron... y salieron enfurecidos porque los dejaron vestidos y alborotados.

 

Esto ocurrió ayer en las oficinas del Instituto de Servicios Educativos y Pedagógicos (ISEP), donde ya estaba todo preparado para celebrar la tradicional posada navideña de los empleados de esa institución. El gastazo que se hizo para organizar y pagar la posada fue a parar al cesto de la basura. Las carpas y sillas rentadas, las deliciosas carnes frías, los quesos, las botanitas y las verduras preparadas especialmente para la ocasión, así como el tradicional mariachi, quedaron sin uso.

 

Bueno, el mobiliario quedó sin uso, porque los bocadillos fueron repartidos entre el personal del ISEP. Desde temprana hora los empleados contratados ex profeso habían colocado todo lo necesario para la pachanga, pero como a las 13:00 horas tuvieron que retirarlo. Los mariachis llegaron con sus instrumentos listos para abrir con la canción de “El ausente”, pero sus gargantas quedaron mudas cuando vieron las mesas y sillas vacías.

 

Entraron a preguntar si se habían equivocado de lugar, sin embargo, grande fue su sorpresa cuando les dijeron que no, que estaban en el lugar acordado en el contrato. Sólo que, les dijeron, el tremendo reventón que esperaban había sido suspendido y tenían que conformarse con el pago del “adelanto” que habían recibido.

 

Así que preparados para cantar unas cuatro horas y obtener dinero para la compra de la cena navideña, los mariachis tenían razón en salir echando chispas. La suspensión de la posada de ISEP, según los rumores entre los empleados, fue ordenada “desde arriba”. Supuestamente los jefes evaluaron la posibilidad de ser interrumpidos a la hora de la posada por la no grata visita de los jubilados a quienes no les pagaron su aguinaldo a tiempo por el pleito que traen el dirigente del SNTE, Gregorio Carranza Hernández, y el director del Issstecali, Salvador Morales Riubí.

 

De esta manera, para evitar las visitas inoportunas y a los aguafiestas, prefirieron cancelar la posada, repartir los bocadillos entre los empleados y perder el dinero de la renta de muebles y el adelanto otorgado al mariachi. A los organizadores lo menos que les interesó fue el dinero tirado a la basura, porque seguramente no salió de sus bolsillos, sino del erario y, claro, el dinero que no es de uno es el que se gasta más sabroso y no duele.