“URGENCIA DE CONSTRUIR”

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Cuando el ser humano se hace un propósito y trabaja en él, inicia con ese solo hecho, el tránsito de un viaje en el que seguramente se enfrentará con muchos obstáculos, lastimará intereses, provocará envidias y causará severas incomodidades, en razón de que quienes no comparten estos propósitos, ya sea por conveniencia, provecho personal o de grupo, habrán de rechazar tales ideas, mas aún, si representan el fin de sus lucros. Pero resulta valedero intentar cristalizar los sueños que aspiren a la creación de obras que permitan direccionar actitudes, y en el caso de nuestro Sindicato, reiniciar la reconstrucción de ese enorme edificio llamado SNTE; al que lastimosamente y con clara impunidad hay quienes (muy pocos por cierto) le arrancan pedazos cuando tienen como obligación primordial velar porque se conserve incólume, y además aplican sus mejores esfuerzos en aprovechar la oportunidad de hacerse de beneficios.

Reto enorme tenemos los trabajadores de la Educación, dirigentes o no, en unir los mejores esfuerzos para reconstruir los cimientos mas sólidos que permitan conservar ese CASTILLO que es el Sindicato mas justo, mas solidario y de mayor entrega social para que sirva a todos y no a un segmento.

Los retos que enfrentamos, estarán en razón de las arraigadas raíces de la corrupción existentes, y en la misma proporción de los vicios y desbordadas ambiciones de quienes son practicantes de tales conductas, lo que nos obliga a crear conciencia absoluta de los esfuerzos de conjunto que todos los integrantes de la organización debemos aplicar para lograr que sea únicamente la mística de servicio la que haga posible que todo dirigente reasuma el mayor compromiso con todos sus compañeros y el mas profundo amor a su organización. Porque como un día dijo un compañero de intendencia:

Es el momento de empezar a forjar los cimientos que nuestra organización Sindical requiere para que pueda por sus altos muros y su sólida base, proteger al trabajador en sus ideales, su responsabilidad cumplida a cabalidad, el logro de sus reclamos justos en aras de su bienestar, que las propias leyes contemplan y sobre todo la conquista de la confianza en las instituciones y en quienes las dirigen, porque éstas tienen su basamento en valores, principios y virtudes que nos engrandecen como seres humanos.

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