Los estrategas de la derrota

La crónica 8 agosto 2007

 

“Como hombrecito”, el señor del chalequito rojo aceptó su derrota. Reconoció que las propuestas de la Alianza Para que Vivas Mejor no fueron suficientes para motivar a la gente para que saliera a votar. Se lamentó del abstencionismo. Como hace 18 años, la tendencia electoral no le volvió a favorecer a su Partido.
Fue un domingo de sorpresas. Los dirigentes del PAN no esperaban ganar con un margen tan amplio. Los priistas quedaron estupefactos con los primeros números del Programa de Resultados Preeliminares. Sus encuestas de salida no coincidían con la debacle.
A pesar de que los rojos sacaron a votar a muchos más simpatizantes que hace tres años, los números no les alcanzaron al final del día. Los operadores azules fueron más eficientes y discretos. Atemorizados por la Marea Roja, realizaron toda una obra de ingeniería electoral, en todas y cada una de las casillas.
El artífice de la campaña fue Eugenio Elorduy Walther, uno de los más experimentados estrategas, en materia electoral, en el País. Son pocas las elecciones que ha perdido, desde 1983. Cuando vio que la amenaza roja se le venía encima, se puso a trabajar para enfrentarla y vencerla.
Conocía bien a quienes diseñaban la campaña enemiga: Sus ex cómplices Enrique Acosta Fregoso y Fernando Jorge Castro Trenti, quienes como diputados, al final de la Decimoséptima Legislatura, pusieron en jaque a su gobierno, al tiempo que se jactaban de haberlo enamorado, seducido y traicionado.
Eugenio Elorduy sabía de la perversidad de sus adversarios y no estaba dispuesto a entregarles la plaza. Desde el poder, hizo lo que tenía que hacer, pensando que los medios justifican el fin y no al revés. Con todos los recursos a su alcance, contuvo a la alborotada marea roja.
Sabía que los estrategas de Jorge Hank, quienes a diario se reunían en su cuarto de guerra, eran padres de la simulación y del engaño, del goce ruin y la mentira, objetos de desconfianza y horror para los votantes, artífices de las derrotas del PRI y especialistas en lucrar con ellas.
Aprovechó la confianza de sus opositores, quienes se olvidaron que venían de perder una elección con la credencial federal, y pensaron que con el nombre y dinero del señor del chaleco rojo, podían vencer, como por arte de magia, al panismo, su organización y estructura, fortalecida desde el Gobierno Estatal.
Desdeñaron las artes alquimistas del tremendo “Rey del Trineo”, Carlos Claus Reynoso Nuño y del atocinado Prior del Palacio Legislativo, Francisco Blake Mora. Cometieron el error de aliarse con el Partido Verde, que no jala ni a su familia a votar, mientras el PAN se juntó con el Panal y la tremebunda e insigne Elba Esther Gordillo, experta en movilizaciones borreguiles.
Quienes coordinaron la campaña Hank, son Padres de la Ley Antichapulín, los que siempre lucran con las derrotas de su Partido. Quienes le apuestan a las candidaturas plurinominales, a las de lista; quienes juegan a perder ganando y a ganar perdiendo, como sucederá en esta elección.
Un claro ejemplo es Enrique Acosta Fragoso, responsable de promover el voto a favor del PRI y apuntado, en tercer lugar, como diputado de lista. Es quien salió ganando con las pocas diputaciones que obtuvo su Partido en la pasada contienda electoral, y padre el dicho: A Jorge Hank, lo enamoramos, lo sedujimos...
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Antonio Magaña es periodista y columnista local/comentarista de televisión.
Correo: anmag@prodigy.net.mx